Azúcar: Consecuencias por su exceso
Azúcar: Consecuencias por su exceso
Para entender los daños que el azúcar nos provoca debemos entender primero su composición.
Cuando el azúcar entra en el sistema digestivo se descompone en glucosa y fructosa. La glucosa es vital para las células de todos los organismos del planeta y si no la agregamos a nuestra dieta, nuestro cuerpo puede producirla de forma natural y en la cantidad que requiere.
A su vez, la fructosa no puede ser producida de forma natural y tampoco es necesaria para nuestro organismo. Debido a esto, nuestro cuerpo tiene dificultad para metabolizarla cuando es ingerida en gran cantidad. Cuando tomamos o comemos una pequeña porción de fructosa (una pieza de fruta), o acabamos de hacer ejercicio, no nos afecta demasiado porque se convierte en glucógeno. De esta forma se almacena en el hígado para ser usada cuando la necesitamos.
El problema comienza cuando el hígado tiene demasiado glucógeno acumulado, seguimos ingiriendo demasiada fructosa y ésta se convierte en grasa, generando diversos problemas de salud.
Es importante recordar que la fructosa que encontramos en la fruta no nos provoca daños, ya que su cantidad es mínima y su origen en natural.
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"En UnidadSana tenemos muchos otros artículos sobre estos tratamientos de medicina alternativa que te van a resultar de mucho interés".
También puedes dejarnos tu comentario al final de este artículo. Estaremos en contacto contigo.
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Para entender los daños que el azúcar nos provoca debemos entender primero su composición.
Cuando el azúcar entra en el sistema digestivo se descompone en glucosa y fructosa. La glucosa es vital para las células de todos los organismos del planeta y si no la agregamos a nuestra dieta, nuestro cuerpo puede producirla de forma natural y en la cantidad que requiere.
A su vez, la fructosa no puede ser producida de forma natural y tampoco es necesaria para nuestro organismo. Debido a esto, nuestro cuerpo tiene dificultad para metabolizarla cuando es ingerida en gran cantidad. Cuando tomamos o comemos una pequeña porción de fructosa (una pieza de fruta), o acabamos de hacer ejercicio, no nos afecta demasiado porque se convierte en glucógeno. De esta forma se almacena en el hígado para ser usada cuando la necesitamos.
El problema comienza cuando el hígado tiene demasiado glucógeno acumulado, seguimos ingiriendo demasiada fructosa y ésta se convierte en grasa, generando diversos problemas de salud.
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